viernes, 22 de enero de 2010

KENPO: LA LEY DEL PUÑO

KENPO significa "Ley del Puño". Para la mayoría de las personas, ésta, no es más que otra forma más o menos bonita de decir "Arte de Combate", "Deporte de Contacto", "Boxeo Chino" o, simplemente, "Lucha con los Puños". Para una mejor comprensión del término es necesario un análisis de la historia de este Arte y de la Filosofía en la que se basa.

Como ya es de todos sabido (a cualquier historia de las Artes Marciales me remito), Bodhidharma, 28 patriarca del budismo, viajó a China desde la India para enseñar sus doctrinas. Tras una breve estancia en la corte del Emperador Liang Wu Ti con el que tuvo una desagradable disputa doctrinal se trasladó al norte de China, al célebre monasterio de Shaolin Ssu en las montañas Hao Shan, actual provincia de Honan. Como sus monjes estaban en unas condiciones físicas lamentables, Bodhidharma se propuso mejorarlas y para fortalecer su salud les enseñó un sistema de combate con armas, basado en técnicas autóctonas chinas y mejoradas por sus conocimientos indios de arte de combate. Estos movimientos hay que suponer que estarían basados en métodos respiratorios.

Quisiera puntualizar que Bodhidharma (Daruma Daishi para los japoneses y Tamo para los chinos) siendo el tercer hijo del Rey Sughanda, monarca de un reino al sur de la India, fue miembro de la casta guerrera de los "Kshatriya" y como tal estaba instruido en el Arte de combate llamado Vajramushti. De esta forma Bodhidharma enseñó a los monjes que el cuerpo y el espíritu están íntimamente unidos, por tanto si el cuerpo está débil, el espíritu también lo estará. Este primer ejercicio que desarrollaron los monjes se llamó Shih Pa Lo Han Sho "Las 18 manos de Lo Han".

Citando al Dr. William Durbin: "Básicamente, los ejercicios se enseñaban de forma relajada con la mano abierta. Se cree que Bodhidharma la enseñaba después a los monjes que al cerrar los puños y usar estas mismas técnicas, lo convertirían en un Arte de combate invencible, pero él les instruía para que utilizaran el Arte exclusivamente para la defensa personal, basando el uso de ésta en la Virtud (Te)”.

Así nació el principio de Virtud Marcial, "Wu Te", en japonés "Butoku" y la creación de lo que hoy llamamos Artes Marciales. Este concepto de virtud marcial es lo que verdaderamente convierte un Arte de Combate en un Arte Marcial. Para honrar el Arte que aprendieron los monjes Shaolin lo denominaron Chuan Fa. Chuan, Puño, por el Vajramushti desde el que se originó y Fa por el Dharma o Doctrina de la Virtud en la cual se basa el budismo. El término sánscrito Dharma, usado para Verdad y Ley, se transcribe como Fa para los chinos y como Ho para los japoneses. En japonés la palabra Ho es pronunciada con el fonema Po cuando va precedida por una H como en el caso de Kenpo. Por eso Chuan Fa se pronuncia Kenpo en japonés. Llegados a este punto quisiera subrayar la importancia del hecho de que hasta que no se introduce el concepto de Dharma o Ley, no se produce la conversión de Arte de Combate en Arte Marcial.

El Arte de Combate sólo se ocupa de un aspecto: combatir. No tiene otra meta que vencer a un adversario, busca crear un buen peleador dentro de sus principios de combate. Mientras que el Arte Marcial enfatiza dos aspectos que serían, siguiendo la terminología japonesa, por un lado, Bugei o Bujutsu, que propugna el desarrollo de la defensa personal y la técnica para alcanzar un cambio de vida. Y por otro lado, el Budo, que consistiría en seguir un Camino de Vida, después desarrollar la técnica, para finalizar con la defensa personal. En síntesis, Bugei desarrolla la defensa personal y la meta principal del Budo es seguir la vía. Pero lo más importante es que estos dos aspectos son los que generan que una persona sea un verdadero practicante de Artes Marciales.

Esta aclaración nos ayuda a comprender como Bodhidharma transformó un simple arte de combate, como era el Vajramushti y las técnicas autóctonas chinas de boxeo, por la introducción del Dharma, la Ley.

El Chuan-Fa o Kenpo no fue sólo desde su origen un Arte de Combate, pues en la conjunción con la práctica de la meditación Zen, contribuyó a la meditación ascética, para alcanzar una clarificación y la unidad de la mente y el cuerpo. En este proceso, que perfectamente podríamos denominar educativo, Bodhidharma introdujo también técnicas respiratorias del Yoga, con lo que completó un sistema que acabaría teniendo fama mundial. En definitiva, la Ley del Kenpo en Bodhidharma tendría dos aspectos fundamentales: por un lado el aspecto religioso de introspección y autoconocimiento, ejercicios Zen para alcanzar una mayor concentración en todas las facetas de su vida con la esperanza de lograr la iluminación. Y por otro lado, el Dharma, que expresó como Virtud, enseñando a sus monjes que la compasión era el acto más grande de un seguidor de Buda. Este énfasis en un acto material derivado de la religión se tradujo en ayudar a la gente, no sólo enseñándoles defensa personal o a salvarse dentro de la religión sino en ayudarles en su vida cotidiana.

En su origen, Ley en el sentido expresado por Dharma, Fa o Ho se refería a las leyes hechas por el hombre, como leyes sociales o regulaciones de cualquier tipo; se podría decir del Dharma lo mismo que Lao Tse dice del Tao, así parafraseando el Tao Te King: "La ley que puede ser escrita no es La Ley y la ley de la que se puede hablar no es La Ley".

Para una mejor comprensión de esto, hay que tener en cuenta que para el Budismo existe una ley anterior a cualquier ley escrita, que es la Verdad Fundamental y la Ley Universal sobre la que se basa toda existencia.

¿Qué importancia puede tener esto para un practicante de Kenpo? El Kenpoísta debe seguir la Ley a través de la práctica del Arte Marcial, simbolizado por el puño. Busca hacer de esta Ley Universal una extensión natural de su propio, a través de la práctica.
En definitiva, lo que el Kenpoísta pretende es alcanzar la experiencia de la Ley (Ho) a través del Arte Marcial, ascender a un alto nivel de perfección en esos tres niveles tan íntimamente ligados, que son el físico, el mental y el espiritual; a esto se llega cultivando el estado de "no pensamiento", "Mushin No Shin" la mente de la "no mente"; tanto en la meditación sentado, como en la posición de jinete, como en la meditación en movimiento durante la ejecución de un Kata.

Llegados a este punto, es fácil comprender que la ley no es tanto lo que se debe o no se debe hacer, sino más bien la expresión del fluir natural de la vida. El estudiante de Kenpo desarrolla este fluir natural para a su vez mejorar cada aspecto de su vida diaria.

LA LEY DEL PUÑO EN LA SOCIEDAD ACTUAL

El problema de lo expuesto es su anacronismo, para una persona que esté estudiando defensa personal porque se enfrenta a una problemática de inseguridad social, el fluir natural de la vida, y la ley o Dharma del Kenpo le interesan más bien poco, seamos realistas. En definitiva, a lo que aquí no enfrentamos es al choque cultural que supone vivir en una sociedad y un ambiente Occidental y ser influenciado por una actividad que procede de una cultura del Lejano Oriente.

Frente a este dilema hemos que tener en cuenta que con el paso del tiempo lo que es tan sólo defensa personal se va convirtiendo (o al menos debería convertirse) en un profundo estudio del Arte Marcial en su totalidad. Según el Maestro Ed Parker: "A través de la disciplina física, la disciplina espiritual y mental se convierten en el aspecto más importante de las Artes Marciales". Es un "descubrimiento" de la propia interioridad, un autoconocimiento por el que la mente se vuelve más receptiva, profunda, alerta y mucho más capaz de una respuesta instantánea. Estas capacidades nos conducen a una autoconciencia y a una autoconfianza que son el paso previo para adquirir humildad y autocontrol.

Esta actitud mental se destina a nuestra vida diaria para procurarnos una mejor relación en nuestro ambiente familiar, laboral, social, etc. Que es, en definitiva, la meta última de las Artes Marciales.

¿Por qué tiene que alcanzarse la humildad, el autocontrol y la confianza a través de las Artes Marciales y no a través de cualquier otro campo?; y la pregunta más importante, ¿tenemos que aprender a dañar a una persona para vivir mejor en sociedad? La respuesta es simple. La disciplina física te conciencia de lo complejo del cuerpo humano, de sus funciones y de la importancia de tener buena salud, desde esta conciencia aprendes a apreciar tu existencia y de esta forma a respetar la existencia de otros. Así, podrás apreciar el valor de pertenecer y relacionarte en comunidad, de protegerte contra cualquier daño interno, así como de cualquier amenaza exterior.

La disciplina mental es el resultado de la disciplina física y, al igual que ésta, requiere un esfuerzo constante para desarrollarla y llevarla a un nivel más alto cada vez. Una vez que se han aunado estas disciplinas, mental y física, la disciplina espiritual llega a ser automática.

Terminaré con una cita del Maestro Parker: "Quizás os estéis preguntando si podéis llegar a ser unos buenos artistas marciales. Esta cuestión subyace especialmente entre las razas no orientales. Por alguna razón desconocida muchos creen que tienes que ser oriental para que tu trabajo en las Artes Marciales sea efectivo. El talento no es un don entregado a una raza en particular, sino a los individuos. Puede ser adoptado, cultivado y perfeccionado por el individuo que crees menos capaz para hacerlo. Muchos tienen las semillas del talento sin considerar su raza. Es el esfuerzo el que estimula el talento y lo hace florecer". (Ed Parker. Infinite Insights into Kenpo. Volume 1 Mental Stimulation, pág. 86).